La falda, la prenda más usada por los centros escolares que obligan a llevar uniforme para cubrir las piernas de sus alumnas, es un elemento que va en contra de uno de los principios básicos de la ley educativa.
Entre los principios incluidos en su artículo 1, la Ley Orgánica de Educación cita: «El desarrollo de la igualdad de derechos y oportunidades y el fomento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres».
Esta costumbre, contraria al espíritu de la ley, también es mayoritaria en los colegios privados, aunque «los consejos escolares de los centros, en el que se integran los padres, son los que deciden cómo debe ser el uniforme», recuerdan desde el Ministerio de Educación.
Diferencia de género
En los concertados pasa igual. «Los padres son informados sobre el uniforme al matricular a sus hijos», recuerda Encarna Salvador, secretaria general de la confederación de asociaciones de padres CEAPA. Sin embargo, «la falda marca una diferencia de género, en contra de la coeducación marcada por la LOE», matiza.
Para el secretario de Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo, el uniforme fomenta la igualdad entre los alumnos, «aunque en lugar de la falda, sería mejor una prenda ‘unisex' o dar la opción de elegir».
Por su parte, IU se ha mostrado siempre contraria a la falda obligatoria, recuerda un portavoz: «va en contra de la igualdad entre sexos y añade una carga económica adicional a las familias».
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